El informe señala que el principal motivo del desacuerdo radica en la forma de pactar la retribución, ya sea en términos netos o brutos, "porque las diferencias pueden ser abismales debido al impacto fiscal de un traslado de este tipo".

Aunque muchas compañías tienen en cuenta este hecho, el 27,4% pactaron el paquete retributivo en términos brutos y casi un 9% no expusieron con claridad al expatriado cuál sería ese impacto fiscal derivado de su traslado. Según explica el estudio, el resultado es que los profesionales son conscientes del importe neto de su retribución cuando cobran su primera nómina y realizan sus primeras declaraciones de renta.

Sin embargo, el informe destaca que aceptar un proceso de expatriación conlleva "una clara mejora económica", pues al salario y a la retribución variable se suelen sumar la prima de expatriación y los beneficios sociales.

Entre los beneficios más valorados destacan el alquiler o adquisición de una casa, el seguro médico internacional, el transporte de bienes personales, viajes anuales a los países de origen o la entrega de un vehículo privado.

Por otra parte, el aspecto "más controvertido" es la repatriación, según el informe. Los profesionales encuestados están convencidos de que la expatriación les facilitará promocioanarse en la compañía, sin embargo, el "gran problema" es la posición dentro de la empresa y la trayectoria futura que tendrán al retornar a su país de origen.

En este sentido, la encuesta revela que uno de cada cuatro expatriados no recibió información sobre su futuro en la empresa a la vuelta de la asignación internacional, "una circunstancia que resulta ser el gran talón de Aquiles de los procesos de movilidad, sobre todo en España".