El Régimen de Autónomos (RETA) perdió afiliados de casi todas las nacionalidades hasta el mes de febrero, destacando la caída de los cotizantes rumanos, con 432 bajas. Por el contrario, los autónomos chinos consiguieron mantenerse en cifras positivas, ganando 11 afiliados en los dos primeros meses.

El responsable del área de autónomos inmigrantes de ATA, Guillermo Guerrero, ha resaltado la importancia de apoyar al colectivo en la actual coyuntura económica para frenar el cierre de negocios tanto entre los emprendedores nacionales como entre los extranjeros.

Sólo en febrero, el RETA perdió 528 cotizantes extranjeros, a los que hay sumar las 1.630 bajas de enero. En este sentido, la organización de autónomos UPTA ha pedido al Gobierno que intensifique con urgencia una actitud positiva de las administraciones públicas para fomentar y facilitar el emprendimiento entre la población inmigrante.

"Cada vez se ponen más trabas para la concesión de los permisos de trabajo por cuenta propia, especialmente para las personas que lo solicitan a través de la demostración del arraigo social. Con ello se está perdiendo posibilidad de aumentar la actividad económica y sólo se fomenta el crecimiento de la economía sumergida", ha denunciado el coordinador nacional del Área de Inmigración de UPTA, Eduardo Abad.

Aunque el balance de los dos primeros meses del año es positivo, tanto UPTA como la organización de autónomos Uatae han destacado que febrero ha sido el primer mes desde el estallido de la crisis en el que los ciudadanos chinos no han elevado su afiliación al RETA, pues ésta se ha mantenido invariable respecto a enero.

Según Uatae, los autónomos chinos se están "refugiando", sobre todo, en las comunidades de Cataluña y Castilla y León, mientras que en otras regiones, como en Madrid, se siguen registrando caídas en los afiliados de esta nacionalidad.

La secretaria general de Uatae, María José Landaburu, ha denunciado que este colectivo, además de sufrir de forma acusada los efectos de la paralización del consumo, está padeciendo "un cierto desprestigio social" que está forzando a muchos pequeños autónomos chinos a cerrar sus establecimientos y volver a su país.